Analistas coinciden en que la COB de Huarachi no tiene poder para doblegar a la Asamblea Legislativa
La Central Obrera Boliviana (COB), bajo el liderazgo de Juan Carlos Huarachi, atraviesa un momento crítico en su capacidad para influir en el poder legislativo.
La organización ha mantenido desde el martes una vigilia en la plaza Murillo, exigiendo la aprobación de créditos internacionales y reformas sociales, como la modificación a la ley de pensiones.
A pesar de las advertencias de Huarachi sobre la posibilidad de intensificar las medidas de presión, con paros escalonados y hasta una huelga general indefinida, expertos consideran que la COB ha perdido la capacidad de doblegar a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP).
Para la politóloga Jimena Costa, la principal debilidad de la COB radica en su falta de independencia política.
Según Costa, la organización ha pasado de ser un grupo de presión a convertirse en un grupo de interés al servicio del Ejecutivo, lo que le resta legitimidad frente a los trabajadores y la sociedad en general. “La COB es un actor político más, y ya sin disfraz, del Ejecutivo. Esto le quita toda capacidad de presión y de acción efectiva”, afirmó Costa, añadiendo que la figura de Huarachi ha perdido credibilidad tanto dentro de la organización como entre los sectores sociales.
El liderazgo de Huarachi ha sido objeto de fuertes críticas debido a su cercanía con los últimos gobiernos de turno, lo que ha debilitado su representatividad. Costa subraya que esta falta de liderazgo ha impedido que la COB ejerza el rol combativo que históricamente había tenido frente a los poderes del Estado.
Actualmente, el poder legislativo está fragmentado entre facciones evistas, arcistas y opositores, lo que dificulta que cualquier grupo, incluida la COB, imponga sus demandas.
En una línea similar, el analista político Franklin Pareja sostiene que la COB ha dejado de representar a los trabajadores y ha perdido la fuerza necesaria para ejercer presión sobre la ALP.
Pareja describe a la organización como un "brazo operativo del Ejecutivo" y señala que, sin una independencia política, la COB carece de poder propio.
Según el analista, esta dependencia del Gobierno central debilita su capacidad para actuar de manera efectiva en defensa de los intereses de los trabajadores.
A pesar de la presión ejercida por la COB, el ambiente en la Asamblea Legislativa sigue siendo tenso.
Hoy, la Cámara de Diputados tiene programado tratar dos proyectos de créditos millonarios, pero opositores y miembros del ala evista del MAS han advertido que no aprobarán estos préstamos hasta que el Ejecutivo presente un informe económico detallado.
Legisladores, como el diputado Alberto Astorga de Comunidad Ciudadana, argumentan que estos créditos no resolverán la crisis económica, sino que agravarán la deuda del país.
En respuesta a la situación, el Senado suspendió una sesión por falta de garantías para el trabajo legislativo, trasladando su próxima reunión a Uyuni, en Potosí.
Este contexto subraya la complejidad de la situación política, donde ni la COB ni otros sectores de presión parecen tener la fuerza para imponer sus demandas en un escenario legislativo dividido y marcado por intereses partidistas y económicos.
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