En un hito sin precedentes, investigadores recrean en laboratorio un componente esencial para el metabolismo en células vivas, arrojando luz sobre los orígenes de la vida en nuestro planeta.

En un avance revolucionario, los científicos han logrado recrear en el laboratorio un compuesto esencial para el metabolismo en todas las células vivas, ofreciendo pistas sobre cómo pudo haber comenzado la vida en la Tierra. Este compuesto, llamado panteteína, es crucial para la producción y regulación de energía en organismos vivos y ha eludido a los científicos durante décadas.

La investigación se centra en la coenzima A, un metabolito primario presente en todas las formas de vida y fundamental para diversas funciones celulares, incluida la liberación de energía de carbohidratos, grasas y proteínas. El equipo de científicos, liderado por Matthew Powner, logró recrear con éxito un fragmento específico de la molécula de la coenzima A en condiciones similares a las de la Tierra primitiva.

El descubrimiento respalda la idea de que varios componentes esenciales para la vida podrían haberse formado simultáneamente en la Tierra primitiva y luego combinarse para crear células vivas. Esta investigación desafía la noción histórica de que las moléculas biológicas aparecieron de manera escalonada y sugiere que muchos bloques de construcción de la vida podrían haberse originado simultáneamente.

El proceso de laboratorio implicó el uso de moléculas simples que probablemente estuvieron presentes en la Tierra primitiva, como cianuro de hidrógeno y agua. Aunque la reacción tomó meses a temperatura ambiente, el equipo logró crear con éxito panteteína, incluso superando experimentos previos que habían fallado en este intento.

Este descubrimiento, junto con investigaciones anteriores sobre la creación de nucleótidos y péptidos, sugiere que los bloques de construcción fundamentales para la vida podrían haberse formado y combinado de manera natural en las condiciones de la Tierra primitiva. Aunque la recreación completa de una célula desde cero sigue siendo un desafío lejano, estos avances proporcionan un entendimiento más profundo de cómo las moléculas trabajan juntas, allanando el camino para futuras investigaciones sobre el origen de la vida en la Tierra y más allá.