La emblemática Calle Jaén, ubicada en el corazón del centro de La Paz, no solo es testigo de la rica historia de Bolivia, sino que también está impregnada de fascinantes leyendas. En este lugar, donde convergen la historia colonial y las tradiciones locales, se han tejido historias de caballos que galopan en la noche y susurros de mujeres. La leyenda más conocida narra la presencia de un demonio o alma errante que deambula por las calles.

Estas leyendas, arraigadas en las creencias católicas y la mitología indígena, han sido transmitidas a lo largo de los años. Una de ellas cuenta la advertencia de un hombre que dejó una caja a una mujer con la condición de no abrirla. Movida por la curiosidad, al destaparla, descubrió huesos y trozos de brazos. La presencia de un hombre en una carroza de fuego la persiguió, marcando el inicio de la leyenda que aún hoy circula en la Calle Jaén.

La calle, asociada a la presencia de demonios y duendes, llevó a los vecinos a buscar protección. La instalación de la Cruz Verde en la esquina se convirtió en un símbolo para espantar a los malos espíritus. Aunque algunas leyendas se entrelazan con la realidad, la Calle Jaén sigue siendo un lugar lleno de encanto e historia, donde el pasado se fusiona con las tradiciones contemporáneas.

Cruz Verde: Un Símbolo Contra los Demonios y en la Lucha Contra el Olvido

Al principio de la Calle Jaén, emerge la Cruz Verde como un símbolo poderoso contra los demonios y malos espíritus que, según las leyendas, deambulan por el lugar. Este icono, colocado por los propios vecinos, no solo es un recordatorio de las tradiciones y mitos asociados con la calle, sino también una medida de protección que perdura hasta hoy.

La leyenda de caballos que galopan en la noche y la presencia de almas errantes han marcado la historia de esta calle. La mezcla de la herencia española y la cosmovisión indígena ha creado un ambiente único y lleno de misterio en la Calle Jaén. La Cruz Verde, encendida por los transeúntes durante la noche, no solo ilumina la calle, sino que también simboliza la resistencia contra la oscuridad, tanto espiritual como histórica, que ha marcado este lugar a lo largo del tiempo.