Kevin De Bruyne ya vive su nueva etapa en Italia. Tras cerrar su ciclo con el Manchester City, el mediocampista belga se incorporó oficialmente al Nápoles y provocó una oleada de entusiasmo en la afición, no solo por su llegada, sino por un gesto simbólico que no pasó desapercibido: lució el dorsal número 10 en su primer entrenamiento, el mítico número retirado en honor a Diego Armando Maradona.

Aunque no se ha confirmado que vaya a usarlo en la temporada, el simple hecho de verlo con ese número en Castel Volturno, sede del centro deportivo del club, fue suficiente para emocionar a los hinchas. En redes sociales, el club y la Serie A no tardaron en llamarlo “The King” y celebraron su incorporación como uno de los fichajes más importantes de la liga, junto a Luka Modric, ahora en el Milan.

El jugador firmó contrato hasta 2027, con opción a una temporada más, y un salario de 6 millones de euros anuales. Luego de unas breves vacaciones, regresó a Nápoles este domingo 13 de julio y fue el primero en llegar a los entrenamientos previos a la pretemporada en Dimaro, acompañado por Di Lorenzo, McTominay, Anguissa y Lobotka.

De Bruyne, que ya tenía una historia personal con la ciudad —se casó allí en 2017—, fue recibido con entusiasmo por decenas de aficionados que lo esperaron en el hotel y en el centro deportivo. Su experiencia, liderazgo y calidad son las esperanzas de un Nápoles que busca volver al protagonismo bajo la dirección de Antonio Conte.