El Barcelona salió de Londres con dos certezas: que en Europa aún no alcanza el nivel necesario y que dejó escapar a una joya. Estêvão, nacido en Franca, Brasil, en 2007, estuvo cerca de llegar al Camp Nou, pero eligió otro camino para poder crecer. Hoy, en la Ciudad Condal ya se arrepienten.

En Stamford Bridge, el brasileño protagonizó una noche memorable y agravó la crisis de resultados del Barcelona.

Chelsea pagó 72 millones de euros por él, entre fijos y variables, una cifra que ya parece barata considerando su rendimiento.

Con solo 18 años, juega con la seguridad de un veterano y se ha ganado la admiración del público londinense por su magnetismo y rebeldía en el campo.

Se ofrece constantemente, sus compañeros lo buscan y, cuando toca la pelota, siempre pasa algo. Balde y Cubarsí sufrieron su explosividad durante todo el encuentro.

Según SofaScore, fue el jugador más vertical del ataque del Chelsea: completó el 45% de sus regates, alcanzó un 83% de precisión en pases en el último tramo del campo y recibió tres faltas, siendo el más castigado del equipo.

Su éxito no se entiende sin el acompañamiento de su entorno, encabezado por su familia y por sus representantes André Cury y Francisco Godoy, quienes gestionan su carrera con un plan a largo plazo que apunta a conquistar Premier, Champions, Mundial, Golden Boy y Balón de Oro.

Enzo Maresca destacó su madurez, asegurando que Estêvão es un joven trabajador, sencillo y con una familia muy cercana.

Tras su exhibición, las reacciones no se hicieron esperar. Thierry Henry afirmó que “ha nacido una estrella”, comparándolo con Ryan Giggs por su capacidad de atacar sin descanso durante todo el partido.

El Barcelona estuvo muy cerca de ficharlo cuando comenzaba a despuntar en Palmeiras. Allí surgió su apodo de ‘Messinho’, una etiqueta que nunca le agradó.

Él quiere ser él mismo. “No soy ‘Messinho’, soy Estêvão”, dijo en una entrevista hace dos años.

En el Barça no habría tenido el espacio que sí encontró en el Chelsea, especialmente compitiendo con Lamine Yamal.

En Londres ha encontrado tiempo, lugar y calma, pero su talento no entiende de etapas: ya se presentó al mundo como la nueva gran figura.