Los astronautas estadounidenses Butch Wilmore y Suni Williams enfrentaron una compleja rehabilitación física tras regresar a la Tierra en marzo, luego de pasar inesperadamente nueve meses en la Estación Espacial Internacional (EEI) debido a fallas en la cápsula Starliner de Boeing. Su misión, que originalmente debía durar solo ocho días, se extendió debido a problemas técnicos en el sistema de propulsión de la nave.

Ambos pasaron por un exigente proceso de readaptación durante 45 días, trabajando con el equipo médico de la NASA en sesiones diarias de ejercicios físicos para contrarrestar los efectos de la ingravidez, como la atrofia muscular, los desequilibrios neurovestibulares y los cambios cardiovasculares. “La gravedad se convierte en un problema cuando regresas”, explicó Wilmore, de 62 años, quien incluso sintió molestias físicas mientras aún estaba dentro de la cápsula flotando en el océano.

Además de retomar su rutina terrestre, Wilmore y Williams se reincorporaron a las tareas del programa Starliner, colaborando con la NASA y Boeing en la evaluación de la cápsula. Williams calificó el periodo postmisión como “complicado”, debido a la carga de responsabilidades adquiridas tras su prolongada estadía en órbita.

Boeing, que ha asumido fuertes costos financieros por los retrasos y fallos del programa, considera la posibilidad de realizar una nueva misión no tripulada antes de volver a transportar humanos. Williams apoya esta idea y confía en que seguirán el camino ya trazado por SpaceX y las cápsulas rusas.

Mientras se esperan resultados clave de las pruebas de Starliner programadas para este verano, ambos astronautas continúan aportando su experiencia para garantizar la seguridad y el éxito de futuras misiones tripuladas.