La iniciativa china de la Ruta de la Seda, lanzada en 2013, ha expandido su influencia en América Latina, con 21 países de la región que han firmado memorandos de entendimiento para participar en proyectos de infraestructura y desarrollo.

En Ecuador, la reconstrucción del aeropuerto internacional "Eloy Alfaro" en Manta, afectado por un terremoto en 2016, se llevó a cabo con financiamiento chino. El país recibió un crédito de US$20,7 millones de un banco chino, complementado con US$4,5 millones del Estado ecuatoriano.

Perú también ha sido beneficiario de la Ruta de la Seda, con la inauguración en 2024 del megapuerto de Chancay, ubicado a unos 70 kilómetros al norte de Lima.

Este proyecto, liderado por la empresa estatal china Cosco Shipping Company, representa una inversión de US$3.400 millones y cuenta con 15 muelles, oficinas, servicios logísticos y un túnel de 2 kilómetros para facilitar el transporte de carga.

Además de estos proyectos, China ha sido un actor clave en las inversiones en América Latina, con sus bancos de desarrollo prestando más de US$150.000 millones en los últimos 15 años.

La participación de China en la Ruta de la Seda ha transformado la infraestructura y el comercio en América Latina, fortaleciendo los lazos económicos y ofreciendo nuevas oportunidades de desarrollo para la región.