La Navidad es una festividad llena de tradiciones culinarias que unen a las familias en torno a exquisitos sabores y aromas. Una de las costumbres más arraigadas es la preparación y disfrute de la "picana", un plato emblemático que marca el inicio de la celebración navideña.

La picana es un caldo singular que combina sabores entre picantes y dulces. Entre sus ingredientes, se encuentran trozos de carne de vaca, cordero, cerdo y pollo, acompañados de zanahoria, choclo, maíz, cebollas, papas, tomates, uvas pasas y tuntas, esta última, una papa deshidratada que forma parte esencial de la cocina.

La diversidad de ingredientes no solo aporta a la riqueza de sabores, sino que también refleja la pluralidad cultural y gastronómica del país. Después del brindis navideño, la picana se convierte en el plato estrella que reúne a familiares y amigos alrededor de la mesa para compartir el espíritu festivo.

Pero la experiencia navideña boliviana va más allá de la picana. El chocolate caliente y el panetone se suman a la mesa, proporcionando un toque dulce y reconfortante. El chocolate, espeso y aromático, se convierte en el complemento perfecto para las frías noches navideñas, mientras que el panetone, con sus frutas y su esponjosa textura, añade un toque de sofisticación a la celebración.

Además, no puede faltar el clásico budín navideño, endulzando los paladares con sus sabores tradicionales que evocan la época festiva. Así mismo, es común disfrutar de carnes al horno, ya sea pollo o pavo, rellenas de queso y embutidos, y bañadas en irresistibles salsas que realzan su sabor.

En cada hogar boliviano, la Navidad se vive con alegría, color y un festín de sabores que resalta la diversidad de la cultura culinaria del país. Estas tradiciones gastronómicas no solo alimentan el cuerpo, sino que también nutren el alma, creando recuerdos que perdurarán en la memoria de cada familia boliviana durante estas fechas tan especiales.