Las autoridades japonesas han iniciado la investigación sobre el trágico accidente aéreo ocurrido en el aeropuerto de Haneda en Tokio, el cual resultó en la muerte de cinco personas. El incidente involucró una aeronave de Japan Airlines y un turbohélice de la Guardia Costera que se preparaba para asistir a las víctimas de un terremoto en la costa occidental.

La Policía ha establecido una unidad especial en el aeropuerto para determinar las circunstancias que llevaron al choque de las dos aeronaves en la misma pista. Expertos señalan que, por lo general, accidentes de esta magnitud involucran fallas en múltiples barreras de seguridad, y se especula sobre posibles errores humanos o negligencias.

Los primeros indicios apuntan a que la aeronave comercial de Japan Airlines había recibido autorización para aterrizar, mientras que el turbohélice de la Guardia Costera no había sido autorizado para despegar y se le indicó que rodeara la pista hasta un punto de espera. La investigación también examinará las transcripciones de las comunicaciones con la torre de control para esclarecer cualquier malentendido.

La Junta de Seguridad en el Transporte de Japón colabora con organismos de Francia y el Reino Unido para descartar fallas en la aeronave Airbus A350 y sus motores Rolls-Royce. Aunque las 391 personas a bordo del vuelo comercial fueron evacuadas rápidamente y se salvaron, cinco de los seis tripulantes del turbohélice fallecieron, y el capitán resultó gravemente herido al escapar del avión en llamas.

La investigación sigue en curso para determinar las causas exactas del accidente y cualquier responsabilidad asociada.