El espectacular golpe al museo reaviva el debate sobre seguridad en sitios culturales.

Esta mañana, a las 09:30 hora local, se cumplieron cinco días del millonario robo que sacudió a Francia y al mundo, luego de que un grupo de delincuentes sustrajera valiosas joyas históricas de la Galería Apolo del Museo del Louvre, antiguo palacio real. El hecho mantiene en alerta a las autoridades francesas y aviva el debate sobre la seguridad del patrimonio cultural en medio de un clima político polarizado.

La principal preocupación es que los autores del crimen ya hayan abandonado territorio francés o que decidan destruir parte del botín, compuesto por piezas adornadas con cientos de diamantes y esmeraldas, entre ellas pendientes, una tiara y un lazo de ramillete pertenecientes a las antiguas soberanas María Luisa de Austria, María Amelia y Hortensia.

Collar y pendientes del conjunto de esmeraldas de la segunda esposa de Napoleón I, la emperatriz María Luisa, en exhibición en la Galería de Apolo.

La investigación se centra en más de 150 indicios recogidos en la escena del crimen, incluidos perfiles de ADN, además de objetos abandonados por los ladrones durante su fuga, como un casco, guantes y un chaleco. “Los análisis requieren tiempo, aunque constituyan una prioridad para los laboratorios. Esperamos contar con esta información en los próximos días”, afirmó la fiscal de París, Laure Beccuau, citada por medios locales.

El seguimiento mediante videovigilancia ha permitido rastrear el escape de los delincuentes por París y zonas cercanas, mientras continúan los esfuerzos por detenerlos y recuperar las piezas sustraídas.

La tiara de perlas de la emperatriz Eugenia aún en la Galería de Apolo.

El robo ha generado cuestionamientos sobre las medidas actuales de protección de museos y lugares históricos. Según informó la portavoz gubernamental, Maud Bregeon, el presidente Emmanuel Macron pidió una propuesta de acciones de refuerzo que deberá estar sobre su escritorio la próxima semana.

El broche de la Emperatriz Eugenia, un antiguo broche con forma de lazo de diamantes.

La ministra de Cultura, Rachida Dati, señaló que los sistemas de alerta funcionaron correctamente, pero abrió la posibilidad de que existan otras fallas detrás del caso. En tanto, la directora del Louvre, Laurence des Cars, reconoció haber puesto su renuncia a disposición, aunque no fue aceptada.

Entre las piezas dañadas se encuentra la corona de la emperatriz Eugenia —elaborada con 1.354 diamantes y 56 esmeraldas—, que fue abandonada durante la huida y requerirá una restauración delicada.