“Estoy terriblemente triste”, expresa el comunicador boliviano Julio César Caballero, responsable de la Oficina en la Pontificia Comisión para América Latina (en Roma), sobre el deceso del Papa Francisco, ocurrida este lunes 21. “Es una noticia devastadora”, añade.

"A las 7:35 de esta mañana (hora local), el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia". Así anunció el Vaticano el fallecimiento de Francisco, el primer latinoamericano en ser elegido Papa en la historia, quien murió a los 88 años en Roma.

Caballero fue embajador de Bolivia ante la Santa Sede, entre 2016 y marzo de 2020, antes de haber sido nombrado por el Papa Francisco para el puesto que ocupa actualmente. Fue vocero de la Arquidiócesis de Santa Cruz durante la visita del Papa Francisco a Bolivia en 2015.

“He tenido la bendición de hablar mucho con él. Recuerdo perfectamente cuando me recibió en Santa Marta, no como embajador más, sino como jefe de la Oficina Pontificia para América Latina, donde coordinábamos actividades con el Celam, actividades con más de 600 obispos en América Latina. Solo Brasil tiene algo más de 300 obispos imagínese (…) Y la coordinación fue muy cercana”, contó.

Francisco, un papa cercano Caballero recuerda a Francisco como un “conocedor de la realidad latinoamericana”, pero también destacó su cercanía con los bolivianos, no solo porque estuvo en el país durante su apostolado, sino porque, como obispo de Buenos Aires, compartió de cerca con la comunidad migrante, “en los grandes cinturones de pobreza del gran Buenos Aires; los conoció (a los migrantes bolivianos) muy de cerca”.

“La cercanía con Bolivia fue muy grande, muy, muy grande; probablemente es el Papa que mejor la conocía”, añade.

El boliviano recuerda con cariño, que el Papa Francisco tenía muy presente las advocaciones marianas del país: la Virgen de Urkupiña, la de Copacabana y la Cotoca. “Él siempre se refirió conmigo sobre eso”, rememora.

Caballero resalta la figura de “ese Papa que venía del fin del mundo, como dijo él, que son las periferias existenciales del mundo”, ese papa latinoamericano que marcó un hito histórico en un mundo en el que Europa era el centro del catolicismo.

Pero esa cercanía era también parte de su trabajo como Papa, él se consideraba, sobre todo “un ‘cura’, pero era por su cercanía a su feligresía”, recuerda Caballero, que hace referencia a uno de los dichos de Francisco, acerca de que “los sacerdotes, los obispos, debían tener olor a oveja, eso era la cercanía”; pero también que la Iglesia debía ser “en salida”. Y en ese entendido, promovió el Sínodo, “el acercamiento eclesial que tenía hacia el pueblo mismo, para que estén involucrados”.

Sus encíclicas, el legado En otro aspecto, de Francisco, Caballero destaca las encíclicas que escribió, ese legado que queda para la Iglesia, como Laudato sí, Lumen fidei, Fratelli tutti y Dilexit nos.

“Laudato sí fue uno de los documentos históricos sobre el cuidado de la casa común. Se refería, obviamente, a la Tierra, a la ecología y a la relación del hombre, de las personas, de las mujeres, de los niños, la sociedad frente a ella. Durante su Pontificado, Fratelli Tutti marcó también muchísimo la cercanía entre las personas de diferentes credos religiosos (…) Sus legados han sido fundamentales para el siglo XXI”, explica.

Francisco, el ser humano “El Para era de una inteligencia providencial, un hombre muy inteligente, pero sobre todo muy humano. Es el abuelo que todos hubiéramos querido tener. Un hombre tan de pueblo, al mismo tiempo, pero con una sabiduría que -lo digo con todo convencimiento- venía del Espíritu Santo”, lo describe Caballero.

Luego hace referencia a la autobiografía de Francisco en la que contaba sus experiencias con la iglesia europea y su feligresía, en su calidad de Obispo de Roma.

“Como obispo de Roma su cercanía con los obispos italianos era muy interesante. Porque, Jorge Mario, que era su nombre de pila; Jorge Mario Bergoglio tenía en su sangre su herencia piamontesa, del Piamonte, del norte de Italia, y tenía en sus experiencias, tenía cultura italiana muy a profundidad. Además de la comida, de los dichos de sus abuelos, de sus padres, de sus hermanas, tenía una cercanía muy grande con Italia, y los italianos lo consideraban muy cercano a su cultura, su historia. Obviamente, muchos esperaban que sea un Papa europeo o en todo caso, un Papa italiano. Pero el Papa Francisco era un hombre universal”, manifiesta el boliviano.

El apego del Papa a los Evangelios Caballero destaca cómo Francisco se acercó a los descartados de la sociedad, grupos de personas que antes no eran tomados en cuenta por la Iglesia, de la forma en que él, como Papa, lo hizo, entre ellos los divorciados, los jóvenes, las mujeres y la comunidad LGBT.

En ese sentido, Caballero señala que le “conmueven la cercanía y el apego del Papa a los Evangelios y lo que decía nuestro Señor Jesucristo en los Evangelios”. Recuerda que el Papa citaba el pasaje de la mujer que iba a ser lapidada, pero que Jesús les dice a sus acusadores: “que tire la primera piedra aquel que no haya pecado”.

Al respecto agrega: “Él se basaba en todo eso, en el profundo amor hacia el otro (que enseñó Cristo)”.

“Él acogía; la iglesia acogía, no rechazaba, desde su Pontificado. El acoger era un abrazo para una Iglesia, decía (Francisco), de pecadores. Porque él se basaba precisamente en el Evangelio, cuando nuestro señor Jesucristo decía: ‘Yo no he venido por justos, yo he venido por los pecadores’”, expresa sobre estos grupos que fueron tomados en cuenta por el Papa.

Caballero hace referencia a otra parábola, a la que el Santo Padre recurría, la de la oveja perdida a la que el pastor va a buscar, incluso dejando a las 99 restantes. Pero también a la del hijo pródigo y el padre misericordioso, “que no es otra figura más que nuestro Padre celestial, que es capaz de dar una fiesta cuando un pecador se arrepiente y vuelve a la Iglesia (…) esa era la inspiración del Papa Francisco cuando se acercaba a esa iglesia que camina en el siglo XXI, con todos sus problemas, sus limitaciones, esa era la mirada del Papa Francisco, siempre cercana al Evangelio”.

¿Qué viene ahora? El ritual marca todo el proceso que sigue al deceso del Papa Francisco, Caballero señala que los cardenales de los distintos países serán convocados para un cónclave, que deberá realizarse en 20 días; sin embargo, antes serán convocados cardenales y obispos para las exequias, lo mismo que el pueblo.

Caballero recuerda que Bolivia cuenta con representación cardenalicia, el cardenal Toribio Ticona, aunque no está en edad de votar. Sin embargo, seguramente será llamado para participar en las exequias, pero queda saber si su salud le permitirá realizar el viaje.

Por otro lado, el boliviano indica que seguramente en algunas horas más la Nunciatura en Bolivia abrirá el libro de condolencias, que es parte de los procesos que ocurrirán.