El Real Madrid logró sumar tres puntos en Mendizorroza, un resultado que alivia momentáneamente la situación, pero que no disipa las dudas internas sobre el rendimiento del equipo ni sobre el alcance real del proyecto encabezado por Xabi Alonso.

En Valdebebas, el primer análisis deja una lectura clara: el equipo se ha acordado de ganar, aunque la mejoría en el juego y en las sensaciones sigue sin aparecer de forma consistente.

La victoria sirve para tomar aire, pero no resulta definitiva. En el club existe la preocupación de que se repita un escenario similar al de la pasada temporada, cuando la Supercopa terminó marcando el rumbo del equipo.

Con solo dos partidos restantes antes de cerrar 2025, esos encuentros se consideran determinantes no solo por los resultados, sino por las señales futbolísticas que pueda ofrecer el plantel.

La expectativa es encontrar un revulsivo que devuelva la ilusión generada en el inicio del ciclo de Xabi Alonso, aunque el tiempo apremia y ese cambio todavía no se consolida.

Los informes internos advierten que el equipo atraviesa un momento delicado en lo físico, un aspecto que no se corrige de manera inmediata.

En ese contexto, los compromisos ante Talavera y Sevilla aparecen como pruebas clave para evaluar si el proyecto puede sostenerse. Mientras tanto, desde el entorno institucional se insiste en que no se están explorando alternativas externas para el banquillo.

En los últimos días, distintos agentes se acercaron a la directiva, pero no encontraron señales de que se busque un reemplazo fuera del club.

Por el contrario, la posible solución se perfila dentro de la propia casa, con nombres ligados a Valdebebas y la opción de un cuerpo técnico de la casa encabezado por Santiago Solari.

La situación recuerda a evaluaciones pasadas, donde los grandes exámenes llegaron en momentos decisivos como la Supercopa.

Si ese escenario vuelve a presentarse, podría convertirse en una oportunidad para Xabi Alonso de reafirmar su proyecto y disipar las dudas que, por ahora, siguen latentes.