Con el ingreso de Bolivia al Mercado Común del Sur (Mercosur) y su acercamiento a los BRICS, se abre una nueva etapa para la economía del país, que exige una modificación y adaptación del modelo económico actual.

Según productores y economistas, la clave para encarar estos nuevos desafíos será la seguridad jurídica, un factor esencial para fomentar la inversión y frenar los avasallamientos que afectan a las áreas productivas.

El contexto económico actual de Bolivia ha sido duramente criticado por diversos sectores, quienes advierten que el modelo vigente está agotado.

A pesar de la creación de empresas estatales, estas no han generado los recursos suficientes para sostener la economía, especialmente ante la caída de los ingresos por la venta de gas.

Los analistas económicos coinciden en que el país necesita un cambio profundo para asegurar su estabilidad y futuro.

Industriales, agropecuarios y agroindustriales, junto con otros sectores empresariales, han planteado la urgente necesidad de modificar el modelo económico.

Si no se toman medidas, la crisis podría agravarse aún más, afectando principalmente a las familias más vulnerables del país, quienes ya enfrentan dificultades debido a la inflación y la escasez de recursos.

Este nuevo escenario internacional abre una oportunidad para repensar la estructura productiva de Bolivia. Integrarse a Mercosur y los BRICS implica un desafío, pero también una posibilidad para diversificar la producción y generar nuevas fuentes de ingresos.

Sin embargo, es imprescindible que este cambio sea acompañado de una reforma estructural que fortalezca el aparato productivo nacional.

La seguridad jurídica y el cambio en el modelo económico son, por tanto, las bases sobre las cuales Bolivia puede construir un futuro más sólido y estable, tanto a nivel interno como en su relación con los bloques internacionales como el Mercosur y los BRICS.