La muerte de Nahel M., por un disparo de la policía el pasado martes provocó disturbios en ciudades de toda Francia, así como en Nanterre, la localidad al oeste de París donde creció. Era un joven de 17 años, hijo único criado por su madre, trabajada como repartidor de comida y jugaba al rugby, su educación fue “caótica”, y se había matriculado en la universidad de Suresnes a la cual asistía regularmente para formarse como electricista.

El joven de 17 años nunca conoció a su padre y quienes lo conocían afirman que era muy querido y solo vivía con su madre, Mounia, el día del incidente se despidió de su madre antes que ella se fuera a trabajar y le dijo “te amo mamá”, poco después recibió un disparo de un policía el cual acabo con su vida.

El policía le disparó al tórax a quemarropa, debido a que se dio a la fuga durante un control policial. La madre del joven lamenta su muerte y se encuentra desolada puesto que era su único hijo y se encuentra perdida sin saber que hacer a raíz de la pérdida de Nahel.

El líder del partido socialista, Olivier Faure, manifestó que “negarse a parar no te da licencia para matar” y que todos los niños de la Republica tienen derecho a la justicia. Nahel jugaba hace tres años para el club de rugby Piratas de Nanterre, y que había sido parte de un programa de integración para adolescentes con dificultades en las escuelas.

Nahel habría sido objetivo de hasta cinco controles policiales desde 2021, por lo cual el fin de semana había sido puesto en detención y debía comparecer frente un tribunal de menores en septiembre de este año.

El presidente del Ovale Citoyen, Jeff Puech, quien era uno de los que mejor conocía al joven comento que apenas lo había visto hace unos días, y se refirió a él como un chico que usaba el rugby para salir adelante "Era alguien que tenía la voluntad de encajar social y profesionalmente, no un chico que traficaba con drogas o que se divertía con actos de delincuencia juvenil", y que la imagen que se ha intentado generar en las redes de Nahel está muy lejos de la vedad, ya que era un joven ejemplar con buena actitud.