A partir del próximo sábado, la Alcaldía de Santa Cruz implementará un plan de reordenamiento urbano que busca reducir en un 40% el flujo vehicular en el casco viejo de la ciudad. Esta medida implica que 39 líneas de micros dejarán de ingresar al centro, disminuyendo el número total de rutas de más de 100 a 68.

El director municipal de Tránsito y Vialidad, Marco Franco, explicó que el plan tiene como objetivo principal mejorar la circulación vehicular en el centro. Para ello, se habilitarán cuatro canales principales con paradas establecidas cada 300 o 400 metros para el ascenso y descenso de pasajeros.

Asimismo, se eliminarán los recorridos en zigzag, obligando a los micros a circular en línea recta por las rutas asignadas, lo que promete reducir los tiempos de traslado y descongestionar el tráfico en la zona central.

Líneas afectadas

Las 39 líneas que dejarán de ingresar al centro pertenecen a los sindicatos de transportistas Santa Cruz, Andrés Ibáñez, 21 de Mayo, Taxis y Colectivos 24 de Septiembre, y Fedectrans. Algunas de las líneas afectadas son las siguientes:

• Sindicato Santa Cruz: 100, 103, 104 rojo, 105 rojo, 110, 111, entre otras.
• Sindicato Andrés Ibáñez: 89, 96 amarillo, 136 (36 verde).
• Sindicato 21 de Mayo: 88 amarillo, 101 Angostura, 127 intermunicipal.
• Taxis y Colectivos 24 de Septiembre: 97, 85 Fortaleza, 84, 119 azul.
• Fedectrans: 90, 116.
  

Rechazo del sector transporte
El anuncio ha generado rechazo por parte de los transportistas, quienes aseguran que la medida no fue consensuada. Bismarck Daza, dirigente del sector, calificó la iniciativa como improvisada e inviable. “Esto es una locura. No hay condiciones para implementar este plan. Si no lo hicieron en cuatro años, menos lo harán en cuatro días”, afirmó.

A pesar de las críticas, la Alcaldía insiste en la ejecución del plan. Marco Franco advirtió que habrá controles estrictos y sanciones para quienes incumplan la normativa. “La norma será cumplida, y quienes no respeten esta disposición deberán asumir las consecuencias”, enfatizó.

Aunque la medida promete mejorar el flujo vehicular en el casco viejo, el conflicto con los transportistas plantea desafíos para su implementación.