La tensión en las playas del norte de Francia crece mientras cientos de migrantes, entre ellos familias y niños, arriesgan su vida para cruzar el Canal de la Mancha en frágiles botes inflables.

Nuevas tácticas policiales, como cortar los botes con cuchillos en plena playa o dentro del agua, han sido registradas en video, generando alarma entre defensores de derechos humanos.

Aunque Francia niega haber ordenado este tipo de operativos, el Reino Unido celebra el “endurecimiento” de las medidas y presiona para permitir intervenciones más alejadas de la costa.

Los migrantes viven en condiciones extremas, durmiendo al raso en campamentos improvisados sin servicios básicos. Muchos, como Deniz, un kurdo que intenta reencontrarse con su hija en el Reino Unido, han visto frustrados varios intentos debido a la destrucción de sus botes por parte de la policía.

A pesar de los peligros, incluidas posibles tragedias por pánico durante los operativos, la mayoría de los migrantes afirma que seguirán intentando cruzar. Para ellos, la travesía marítima es solo un obstáculo más tras años de persecución, pobreza y falta de alternativas legales.

Según el gobierno británico, más de 20.000 personas lograron cruzar en la primera mitad de 2025, lo que apunta a un récord anual.

Casos como el de Qassim, un palestino que cruzó con su esposa e hijas tras ocho horas luchando contra las olas, reflejan el drama humano detrás de estas cifras. “Vimos la muerte”, escribió, “pero ahora estamos seguros y comenzando una nueva vida”.