Microsoft confirmó que el soporte oficial de Windows 10 concluirá en octubre de 2025, lo que significa el fin de parches y actualizaciones de seguridad para un sistema operativo que todavía domina casi la mitad del mercado mundial. A pesar de que Windows 11 ya lleva varios años en el mercado, la transición ha sido mucho más lenta de lo previsto y aún millones de usuarios no han dado el salto.

El fin de soporte no implica que los equipos con Windows 10 dejen de funcionar, pero sí que estarán más expuestos a riesgos de seguridad. Ante esta situación, Microsoft ofrece tres caminos: actualizar gratuitamente a Windows 11 en equipos compatibles, pagar por las actualizaciones extendidas (ESU) o bien mantener Windows 10 —asumiendo riesgos— o migrar a alternativas como Linux.

Los datos muestran que la adopción de Windows 11 ha sido más lenta que la de sus predecesores exitosos. A los tres años y diez meses de vida, Windows 11 alcanza un 49% del mercado global, frente al 57% de Windows 10 en el mismo periodo y al 61% que llegó a registrar Windows 7. En contraste, Windows 8.1 se quedó apenas con un 10%.

El principal freno parece ser el hardware. Windows 11 exige TPM 2.0 y procesadores específicos, lo que deja fuera a millones de ordenadores que aún funcionan con Windows 10 sin inconvenientes. Para muchos usuarios, la actualización no es simplemente un clic, sino la compra de un nuevo equipo, lo que ralentiza la migración.

En Europa y España la situación es aún más evidente. Según Statcounter, Windows 10 conserva más del 53% de cuota en la región, frente al 43,9% de Windows 11. En España los números son casi idénticos: 54% para Windows 10 y 42,61% para Windows 11, mostrando una resistencia notable a actualizar.

La experiencia no es nueva. Windows 7 llegó a su fin de soporte en 2020 con un 27% de cuota global, aunque ya dominado por Windows 10. Hoy, en cambio, Windows 10 sigue presente en casi la mitad de los equipos, lo que convierte este final en un escenario distinto: Windows 11 lidera, pero la transición avanza con cautela.

Los usuarios deberán tomar decisiones en las próximas semanas. Actualizar a Windows 11 garantiza soporte y nuevas funciones; pagar por ESU ofrece un margen temporal adicional; mientras que seguir en Windows 10 sin parches implica riesgos. La cuenta regresiva continúa y marcará un cambio clave en el ecosistema digital global.