Expresidente busca abrir espacio de negociación en medio de tensiones políticas

El expresidente boliviano Evo Morales anunció su ingreso en huelga de hambre el pasado viernes, en un intento por abrir una instancia de diálogo con el gobierno de turno. La decisión, según comunicó el exmandatario, responde a la necesidad de resolver las crecientes tensiones y conflictos que atraviesa el país, y busca llamar la atención del Ejecutivo para que se establezca una mesa de negociación abierta y pacífica.

Morales, quien ya ha recurrido a medidas de protesta similares en otros momentos críticos de su carrera política, expresó que esta huelga de hambre representa un llamado urgente para establecer un "diálogo sincero" en torno a temas de interés nacional. La decisión ha suscitado reacciones variadas, y algunos sectores de la sociedad han manifestado su apoyo a la iniciativa, mientras que otros la ven como una estrategia política para presionar al gobierno actual.

La huelga de Morales se suma a una serie de pronunciamientos y movilizaciones recientes en el país, que reflejan un contexto político polarizado. Según voceros cercanos al expresidente, la medida no solo exige un diálogo, sino que también aboga por una revisión de las políticas sociales y económicas vigentes. “Bolivia necesita escuchar todas las voces”, subrayó Morales en un comunicado, insistiendo en la necesidad de unidad y entendimiento entre los diferentes actores políticos.

El gobierno, por su parte, aún no ha emitido una respuesta oficial respecto a la huelga de Morales, aunque se espera que en las próximas horas se pronuncie sobre la petición de diálogo. La situación permanece en desarrollo, mientras crece la expectativa en torno a una posible respuesta del Ejecutivo y a las repercusiones de la protesta en la estabilidad social del país.