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Más de 500 millones de mujeres padecen anemia en edad fértil, advierte la OMS

Más de 500 millones de mujeres padecen anemia en edad fértil, advierte la OMS

12 de Mayo de 2025 09:23 pm

La enfermedad representa un desafío urgente de salud pública y requiere un diagnóstico clínico y de laboratorio más preciso para un abordaje efectivo.

Más de 500 millones de mujeres en edad fértil y más de 260 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo padecen anemia, según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta condición, considerada una de las más prevalentes a nivel global, continúa afectando de manera desproporcionada a mujeres embarazadas, niños pequeños, adolescentes y personas mayores, y se asocia a múltiples causas que van desde deficiencias nutricionales hasta enfermedades crónicas.

De acuerdo con los especialistas de Mayo Clinic, la anemia se produce cuando el organismo no cuenta con suficientes glóbulos rojos sanos o hemoglobina para transportar oxígeno adecuadamente a los tejidos del cuerpo. Los síntomas más frecuentes incluyen cansancio, debilidad, mareos, dificultad para respirar, palidez e incluso alteraciones cardíacas cuando se trata de casos graves.

En este contexto, un nuevo enfoque diagnóstico y clínico está transformando la forma en la que se detecta y trata esta enfermedad. El rol estratégico del laboratorio cobra especial relevancia: ya no se limita a entregar cifras, sino que se convierte en una herramienta fundamental para articular información estructural que permite llegar a un diagnóstico certero.

La bioquímica Roxana Vanden Ryn, especialista en hematología, remarcó que el diagnóstico de la anemia implica un trabajo articulado entre médicos, bioquímicos y otros profesionales de la salud. “El médico realiza la anamnesis, indaga sobre antecedentes personales y familiares, y evalúa síntomas clínicos. La historia hereditaria puede ser clave para orientar el pedido de estudios específicos”, explicó.

Un diagnóstico que empieza en el consultorio y se afina en el laboratorio

Según la OMS, se estima que la anemia afecta al 40% de los niños entre 6 y 59 meses, al 37% de las mujeres embarazadas y al 30% de las mujeres entre 15 y 49 años. Ante esta realidad, el diagnóstico requiere un abordaje integral que inicia en la consulta médica con una evaluación clínica detallada, y continúa con análisis de laboratorio como el hemograma, que mide la concentración de hemoglobina, el número total de glóbulos rojos y otros parámetros relevantes.

Los índices hematimétricos como el volumen corpuscular medio (VCM), la hemoglobina corpuscular media (HCM) y la concentración de hemoglobina corpuscular media (CHCM) permiten clasificar las anemias en microcíticas, normocíticas o macrocíticas, lo que orienta el diagnóstico hacia causas específicas como deficiencias nutricionales, trastornos hereditarios o enfermedades inflamatorias.

“El laboratorio también realiza frotis de sangre periférica, un análisis microscópico que evalúa la forma y tamaño de los glóbulos rojos, y que resulta clave para detectar patologías como la anemia hemolítica o ciertas leucemias”, destacó Vanden Ryn.

Asimismo, la medición de reticulocitos —glóbulos rojos inmaduros— permite evaluar la respuesta de la médula ósea ante la anemia. Un recuento alto puede sugerir una producción acelerada por destrucción masiva, mientras que niveles bajos podrían indicar una falla en la producción por deficiencia de hierro o vitaminas.

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Tipos y causas de anemia: una mirada clínica y social

La anemia puede clasificarse como aguda o crónica. Las formas agudas, como las producidas por hemorragias intensas, pueden representar una emergencia médica, mientras que las crónicas suelen estar vinculadas a enfermedades persistentes como la insuficiencia renal, el cáncer o patologías autoinmunes.

“Las anemias agudas requieren una respuesta inmediata para evitar complicaciones cardiovasculares. En cambio, las anemias crónicas se desarrollan lentamente y pueden pasar desapercibidas, pero afectan seriamente la calidad de vida”, explicó la especialista.

Entre las más comunes se encuentran las anemias carenciales, producto de la falta de nutrientes esenciales como hierro, vitamina B12 o ácido fólico. Estas son altamente prevalentes y representan un reto central para la salud pública, especialmente en contextos de pobreza, inseguridad alimentaria o embarazos múltiples.

“Estas anemias impactan especialmente en mujeres en edad reproductiva y en niños, cuyas necesidades nutricionales son más altas. Detectarlas a tiempo y tratarlas adecuadamente es fundamental para evitar consecuencias irreversibles en el desarrollo y la salud”, concluyó Vanden Ryn.

La anemia, lejos de ser una condición menor, refleja desigualdades estructurales y déficits en el acceso a diagnósticos oportunos y a una alimentación adecuada. En este escenario, el trabajo conjunto entre profesionales clínicos, laboratorios especializados y políticas de salud pública es esencial para revertir las cifras y mejorar la calidad de vida de millones de personas.

Salud    
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