La exsenadora por Santa Cruz, Centa Rek, sostuvo que el anuncio de la suspensión del subsidio a la gasolina en vísperas de Navidad no es casual, sino una estrategia para amortiguar el impacto social de una medida difícil. Recordó que Bolivia ya no cuenta con los ingresos del gas que durante años sostuvieron un modelo económico ficticio que ocultó el déficit fiscal y distorsionó el mercado.

A través de sus redes sociales, Rek afirmó que el subsidio no protegía a la población, sino que alimentó por dos décadas la corrupción en empresas públicas y una alianza política–sindical rentista. Señaló que el resultado es un país quebrado, con una economía oficial subvencionada y otra real que ahora se intenta transparentar, aunque con un elevado costo social durante el período de ajuste.

En su análisis, la exparlamentaria consideró que sincerar los precios era necesario, pero advirtió que el mayor riesgo no está en el ajuste, sino en la especulación. En ese sentido, planteó la aplicación de regulación temporal de márgenes, información pública y accesible de precios, y sanciones efectivas contra el acaparamiento.

Respecto al incremento del salario mínimo, Rek señaló que la medida no compensará el impacto inflacionario si no se establecen reglas claras y si el ajuste no alcanza también al poder. Subrayó la necesidad de reducir el gasto público, realizar auditorías reales y transparentar completamente el déficit fiscal.

Finalmente, remarcó que la lucha contra la corrupción debe ir más allá del discurso y traducirse en sanciones ejemplares, recuperación de recursos y cárcel para los responsables. Advirtió que sin transparencia, honestidad y coherencia, ningún ajuste podrá ordenar el país y que el comportamiento del Gobierno será determinante en esta etapa.