Somnolencia diurna: el trastorno que afecta al 20 % de la población y puede ser tan peligroso como conducir ebrio
Dormirse al volante, cabecear frente a la computadora o luchar por mantener los ojos abiertos durante una reunión puede parecer inofensivo, pero la ciencia advierte que la somnolencia excesiva diurna (SED) es hoy la principal causa de consulta en los centros del sueño y está vinculada a un mayor riesgo de accidentes, mala salud y menor productividad. Según la Fundación Nacional del Sueño de EE. UU., uno de cada cinco adultos la padece.
La neumonóloga Silvana Malnis —Hospital Alemán— y el psiquiatra Joaquín Diez —Asociación Argentina de Medicina del Sueño— explican que la SED es la imposibilidad de permanecer despierto y alerta en actividades que exigen atención (conducir, estudiar, operar máquinas), aun después de una noche que el paciente considera “adecuada”.
Causas más frecuentes
- Privación crónica de sueño: dormir menos de lo que el cuerpo necesita, a menudo por uso excesivo de pantallas, turnos rotativos o estudio.
- Apnea obstructiva del sueño: ronquidos con pausas respiratorias que fragmentan el descanso.
- Malos hábitos y desajustes circadianos: no respetar el ciclo luz-oscuridad altera el reloj biológico.
- Otras enfermedades: síndrome de piernas inquietas, reflujo, narcolepsia, anemia, hipotiroidismo o efectos de medicamentos (antidepresivos, antihistamínicos, opioides, entre otros).
** Impacto en la salud y la seguridad**
La SED multiplica el riesgo de choques viales y accidentes laborales al nivel de conducir bajo los efectos del alcohol. Además se vincula a obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo.
“No se visibiliza lo suficiente el impacto social y económico de la somnolencia al volante: es tan o más peligrosa que el alcohol”, advierte Diez.
Cómo se diagnostica
Los especialistas recurren a cuestionarios como la Escala de Epworth, diarios de sueño y estudios como la polisomnografía (registra ondas cerebrales, respiración y oxígeno durante la noche) o la poligrafía respiratoria. En casos puntuales se realizan pruebas de latencia de sueño o de mantenimiento de vigilia.
Tratamiento integral
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Higiene del sueño: horarios regulares, limitar pantallas, evitar alcohol y sedantes.
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Cambios de estilo de vida: dieta saludable, ejercicio, reducción de cafeína nocturna.
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Terapias específicas:
- CPAP para la apnea.
- Terapia cognitivo-conductual para insomnio.
- Medicación o cronoterapia para narcolepsia y trastornos circadianos.
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Control de enfermedades de base (anemia, hipotiroidismo, obesidad).
El mensaje de fondo
“El sueño es parte inseparable de la vida; descuidarlo es poner en jaque nuestra salud y la de los demás”, resume Malnis. Los expertos coinciden en que priorizar un descanso de calidad es la intervención más sencilla y efectiva para prevenir accidentes y enfermedades crónicas en todas las etapas de la vida.
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