Crato celebra la inauguración de la Virgen María más grande del mundo, un nuevo símbolo de fe en Brasil

Miles de personas se congregaron el jueves por la noche en el municipio de Crato, en el estado brasileño de Ceará, para presenciar la inauguración de la estatua de Nuestra Señora de Fátima, considerada la más grande del mundo dedicada a la Virgen María.

El imponente monumento alcanza los 54 metros de altura, superando ampliamente los 38 metros del Cristo Redentor de Río de Janeiro, uno de los íconos religiosos más reconocidos de Brasil.

Una celebración multitudinaria marcada por la fe

La ceremonia contó con una misa especial oficiada en un escenario frente al monumento, seguida de la bendición inaugural. La jornada incluyó además conciertos de destacados artistas religiosos, como la Hermana Raquel, Patrícia y el padre Fábio de Mello, uno de los principales atractivos de la noche, según reportó el medio local G1.

Miles de devotos llegaron desde temprano para conseguir un lugar preferencial en el evento, que se desarrolló en un ambiente de fervor religioso y emoción colectiva. Peregrinos de distintas regiones de Ceará acudieron para presenciar el histórico momento.

Un nuevo referente nacional de turismo religioso

La estatua no solo destaca por su altura sino por su profundo valor simbólico. De acuerdo con el Gobierno de Ceará, se trata de la mayor imagen de la Virgen María del mundo, lo que convierte al monumento en un nuevo referente de la fe católica en Brasil y en un atractivo de gran impacto para el turismo religioso.

La región del Cariri, tradicionalmente marcada por la devoción a la Virgen de Fátima, celebró la inauguración como un hito que fortalece su identidad espiritual y cultural. El proyecto fue concebido como un homenaje a la Virgen y como una manera de posicionar a Crato como destino clave para peregrinos y visitantes.

Impacto esperado en la economía local

Con la inauguración de la imagen, Crato se perfila como un nuevo epicentro del turismo religioso en Brasil. Las autoridades esperan que la afluencia de visitantes impulse la economía local y refuerce los lazos de la comunidad con su patrimonio espiritual.