Analistas y sectores políticos criticaron el discurso del presidente Luis Arce durante los actos del Bicentenario, apuntando que fue una oportunidad desaprovechada para plantear visiones de futuro. El analista Armando Ortuño opinó que el mensaje se centró excesivamente en defender la gestión del gobierno y reiterar líneas ideológicas, sin abordar los problemas reales que afectan al país.

Ortuño indicó que el discurso adoleció de autocrítica y no ofreció soluciones concretas a desafíos como la crisis económica, la escasez de combustibles o la falta de dólares. Considera además que el mensaje se volvió una repetición automática de lo que se escucha desde hace años, lo que ha deteriorado la credibilidad del mandatario.

Oposición y expertos del sector productivo también cuestionaron la ausencia de respuestas estructurales. Se señaló que apenas el 5 % del contenido se refirió a temas económicos, y se echó en falta políticas claras sobre déficit público, exportaciones, financiamiento, litio o fortalecimiento institucional. Según el economista Gonzalo Chávez, la escasa atención a estas prioridades y la insistencia en discursos electorales generan desconfianza y percepción de propaganda.

De manera similar, figuras como Jorge Tuto Quiroga recalcaron la desconexión entre el discurso oficial y la realidad cotidiana, con alzas constantes de precios y deterioro del poder adquisitivo. Para los críticos, el mensaje presidencial marcó una continuidad de una narrativa partidaria por encima del servicio público y no abordó de forma transparente los desafíos pendientes.