En noviembre de 1961, Michael Rockefeller, el hijo rebelde de la poderosa familia Rockefeller, desapareció en circunstancias misteriosas durante su travesía en Asmat, una remota localidad de Nueva Guinea. Con solo 23 años, el joven aventurero y fotógrafo buscaba experiencias en contacto con culturas indígenas de América, África y Oceanía, alejándose de las comodidades asociadas con el apellido Rockefeller.

La odisea de Michael en Asmat, una región olvidada de Nueva Guinea, se convirtió en el último capítulo de su vida. Alejado de Nueva York, Wall Street y las riquezas de su familia, Rockefeller se sumergió en un mundo exótico donde las tribus indígenas practicaban costumbres y rituales únicos. Su expedición tenía como objetivo intercambiar objetos por arte primitivo de los Asmat y enriquecer la colección familiar en Nueva York.

El viaje de Rockefeller, documentado en las últimas imágenes de su vida, mostraba al joven rubio rodeado de la cultura asmat, interactuando con tribus y enfrentándose a desafíos desconocidos en la selva. Sin embargo, su trágico final llegó cuando la barcaza en la que viajaba con un colega holandés volcó en el río Betsj.

La desesperada lucha por sobrevivir en medio de las aguas turbulentas marcó las últimas horas de Michael Rockefeller. Aferrado al casco volcado, temiendo ser arrastrado hacia el mar por las corrientes, tomó la decisión de nadar hacia la costa, lejos de las garras de cocodrilos y pirañas. Sin embargo, nunca se volvió a saber de él.

La familia Rockefeller movilizó recursos e influencias para organizar la búsqueda de Michael, pero los esfuerzos fueron en vano. La versión oficial declaró su muerte por ahogamiento, aunque nunca se encontró su cuerpo, devorado por las oscuras aguas del río Asmat.

Durante años, la desaparición de Michael Rockefeller alimentó teorías y rumores, convirtiéndose en un misterio en la sociedad estadounidense. En 2014, el periodista Carl Hoffman, de National Geographic, desenterró la verdad detrás del destino de Rockefeller. Según testimonios de sacerdotes holandeses que trabajaban con los Asmat, el joven fue asesinado por venganza.

En un contexto de represalia por una matanza perpetrada por el gobierno holandés, miembros de una tribu asmat reconocieron a Rockefeller como un "tuan" (hombre blanco) y lo mataron. Su brutal final incluyó la decapitación, el consumo ritual de su carne y la fabricación de instrumentos a partir de sus huesos.

La historia de Michael Rockefeller, el rebelde que buscó un camino distinto al de su familia, culminó en una tragedia sin igual en las remotas tierras de Oceanía. Su destino, marcado por la cultura asmat y la vorágine de la selva, se sumió en el misterio, revelándose décadas después como una tragedia impactante y desconcertante.