Bolivia produce alrededor de 2.700 millones de huevos al año, con Santa Cruz a la cabeza, aportando el 60% de la producción, lo que equivale a 1.500 millones de huevos.

Cochabamba sigue con 1.000 millones (35%) y Tarija con 137 millones (5%), según la Asociación de Avicultores de Santa Cruz (ADA).

Las líneas genéticas de aves utilizadas en el país incluyen Isa Brown, Hy Line y Lohmann para huevos marrones, y Dekalb White para huevos blancos.

La alimentación de las gallinas está basada en maíz, sorgo y harinas de soya, complementada con vitaminas y minerales esenciales.

Estas aves tienen una vida útil de aproximadamente 100 semanas, pudiendo extenderse hasta 110 semanas dependiendo de su estado corporal y costos de producción.

Cada gallina puede poner entre 350 huevos al año, uno cada 24 o 26 horas.

El huevo, además de ser nutritivo, tiene bajo contenido calórico, aportando solo 70 kilocalorías por unidad.

No hay diferencias nutricionales entre los huevos marrones y blancos; el color de la cáscara está determinado únicamente por la raza de la gallina.

A pesar de su accesibilidad, el consumo anual por persona en Bolivia es de 206 huevos, cifra baja en comparación con otros países.

Este viernes se conmemora el Día Mundial del Huevo, establecido en 1996 por la Comisión Internacional del Huevo.

La OMS recomienda el consumo de seis a ocho huevos semanales como parte de una dieta saludable para personas sin problemas de salud.