El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles una fuerte medida comercial contra China, imponiendo un arancel del 125% a sus importaciones. En contraste, determinó una pausa de 90 días para aplicar tarifas a productos de otros países, fijando temporalmente una tasa del 10% mientras se exploran acuerdos bilaterales.

La decisión se produce tras evaluaciones del Departamento del Tesoro, cuyo titular, Scott Bessent, explicó que varios países han mostrado disposición al diálogo sin adoptar represalias, lo que motivó al gobierno estadounidense a suspender temporalmente las medidas más severas. “Los países que no tomaron represalias serán tratados con reciprocidad y mejores condiciones”, señaló la Casa Blanca en un comunicado.

La reacción internacional no se hizo esperar. Aunque la Unión Europea aplicó sanciones puntuales a ciertos productos estadounidenses, evitó escalar el conflicto por el arancel del 20% que Washington activó recientemente. En contraste, China condenó la decisión y advirtió sobre sus posibles efectos, incluyendo una advertencia a sus ciudadanos sobre viajes a Estados Unidos.

En los mercados, el anuncio tuvo efectos mixtos. Wall Street mostró una recuperación inmediata, pero las bolsas asiáticas y europeas, junto con el valor del petróleo y el dólar, venían registrando caídas previas ante la incertidumbre comercial.

Desde la Casa Blanca justificaron esta estrategia como parte de un plan para proteger el empleo en Estados Unidos y promover la producción local, aunque analistas advierten que el incremento de tensiones con China podría tener efectos globales impredecibles.