En declaraciones recientes, el excomandante del Ejército, General Gonzalo Zúñiga, ha afirmado que sospecha haber sido drogado el 26 de junio, día en que se produjo un incidente importante en el Estado Mayor. Según Zúñiga, era una práctica habitual que uno de sus ayudantes le pasara un vaso de agua caliente, y ese día, en particular, se le ofreció el agua al notar que se encontraba triste debido a la inminente destitución que enfrentaba por sus declaraciones sobre Evo Morales.

Zúñiga relató que, después de recibir el vaso de agua, comenzó a sentirse mal y mostró un comportamiento errático durante el acto de cambio de armas, donde, según sus propias palabras, empezó a gritar y reprender a sus subalternos. El exgeneral expresó que su comportamiento durante el acto era inusual y que “yo mismo me desconozco”.

Posteriormente, Zúñiga lideró una reunión con sus colaboradores y encabezó la toma de la plaza Murillo. Ante la sospecha de haber sido drogado, solicitó un examen toxicológico para confirmar si había ingerido alguna sustancia. Aunque en un primer momento se rechazó la solicitud debido al tiempo transcurrido desde los hechos, Zúñiga insistió en realizar un examen capilar, que podría revelar indicios de sustancias en su organismo.

Actualmente, Zúñiga permanece detenido en la cárcel de El Abra de Cochabamba, enfrentando detención preventiva mientras se investiga su implicación en la asonada militar del 26 de junio.