El contrabando de gas licuado de petróleo (GLP) subsidiado en Bolivia hacia Perú continúa activo en zonas fronterizas, donde el combustible es utilizado de manera ilegal en negocios de comida y revendido a precios más altos a medida que se interna en territorio peruano.

Recorridos realizados en mercados y puestos informales muestran que una garrafa de GLP boliviano puede venderse por litros, llegando a diez soles por diez litros, mientras los propios vendedores reconocen que “sale más rico con gas boliviano”, en referencia a su menor costo frente al gas peruano.

Tras denuncias recientes sobre la venta ilegal de GLP, algunos negocios han optado por ocultar los cilindros, aunque otros continúan utilizando el gas de contrabando y rehúsan dar declaraciones ante periodistas. La investigación revela que el precio del GLP boliviano aumenta conforme se aleja de la frontera, evidenciando la existencia de una red de reventa que se beneficia del subsidio estatal en Bolivia.

Este contrabando genera pérdidas económicas para el Estado boliviano, afecta el abastecimiento interno y distorsiona los mercados locales en ambos países. Autoridades y analistas señalan que, sin un control más efectivo en fronteras y rutas alternas, el desvío ilegal de combustible seguirá siendo un negocio rentable para las redes informales.