El debate termina con tres candidatos y preguntas sin respuesta a los ausentes
En un ambiente marcado por sillas vacías y críticas directas, la segunda sesión del debate presidencial, organizada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia y la Asociación Nacional de Periodistas, y que tuvo lugar en los estudios de RTP en El Alto, reunió solo a tres de los ocho aspirantes a la presidencia: Eduardo Del Castillo (MAS), Pavel Aracena (ADN) y Rodrigo Paz Pereira (PDC). Los demás —Andrónico Rodríguez, Samuel Doria Medina, Tuto Quiroga, Manfred Reyes Villa y Jhonny Fernández— optaron por sus actos de cierres de campaña.
Esas ausencias condicionaron la dinámica del encuentro, pensado como un espacio plural para que la ciudadanía conociera de primera mano las propuestas y contrastes. El TSE había confirmado la realización del evento apenas horas antes, después de que la declinatoria de los dos principales postulantes pusiera en duda su ejecución.
La vocal del TSE Nancy Gutiérrez abrió así: “A los caballeros de honor se les conoce cuando cumplen su palabra”, recordando que el debate fue un compromiso asumido en favor de la democracia y el derecho de los votantes a escuchar a los candidatos.
Preguntas a los ausentes Durante las rondas de interacción, los tres candidatos presentes aprovecharon para interpelar a sus contrincantes ausentes. Eduardo Del Castillo lanzó una pregunta a Andrónico Rodríguez sobre la distribución de regalías del litio y la transparencia en su explotación, pero no hubo respuesta. Rodrigo Paz intentó cuestionar a Samuel Doria Medina sobre su propuesta tributaria y medidas para gremiales, sin que pudiera escucharse la voz del aludido. Incluso Pavel Aracena planteó una pregunta a Tuto Quiroga, que quedó en el aire.
Estas alusiones sirvieron también como plataforma para reforzar los discursos. Del Castillo acusó a sus rivales de representar intereses que buscan privatizar los recursos naturales y beneficiar a pequeños grupos de poder; Aracena insistió en su propuesta de un referéndum departamental para autorizar la explotación inmediata del 3% del litio, generando ingresos urgentes para la economía; y Paz cuestionó la coherencia de quienes, según dijo, habían exigido este debate, pero finalmente decidieron no presentarse.
Propuestas y contraste En la primera parte del debate, dedicada a la crisis económica, los candidatos plantearon visiones diferentes. Del Castillo presentó su plan “Bolivia Primero”, que busca atraer $us 12.000 millones de inversión en agro, minería e hidrocarburos, con el objetivo de generar divisas y mantener derechos sociales. Aracena defendió la inyección rápida de $us 6.000 millones a través de la venta parcial de litio mediante referéndum departamental, además de medidas para estabilizar el dólar y garantizar combustibles. Paz propuso la “renta directa”, mediante la cual parte de las utilidades de los recursos naturales llegaría sin intermediarios estatales a los ciudadanos, sumada a créditos blandos y la reducción de impuestos y aranceles para el sector informal.
En las siguientes rondas, los aspirantes debatieron sobre reformas legales, institucionalidad y medidas para recuperar la confianza de inversionistas y ciudadanos. Del Castillo planteó la reducción del número de ministerios y viceministerios para optimizar recursos y fortalecer la gestión pública; Aracena propuso una nueva asamblea constituyente para reformar la estructura del Estado y garantizar transparencia total; y Paz insistió en la necesidad de descentralizar recursos, otorgando un 50% del presupuesto a salud, educación y seguridad ciudadana.
La decisión de cinco candidatos de no asistir redujo el alcance plural del encuentro, como reconoció el propio TSE, pero también dejó espacio para que los presentes contrastaran directamente sus propuestas y estilos. Entre ataques cruzados, réplicas y alusiones a la gestión pasada de sus rivales, la ausencia fue uno de los ejes de la noche, junto con la discusión sobre el modelo económico que Bolivia necesita para salir de la crisis.
El evento formó parte de la serie de debates oficiales previos a las elecciones del 17 de agosto. Sin embargo, en esta ocasión, la falta de participación plena puso en duda el compromiso de varios postulantes con el ejercicio democrático en vivo y ante el país a pocas horas de las elecciones nacionales.
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