Issei Sagawa, un antiguo estudiante japonés de literatura comparada en La Sorbona, ha dejado una marca indeleble en la historia criminal con su espeluznante historia de asesinato y canibalismo. La víctima, Renée Hartevelt, una estudiante holandesa de 25 años, aceptó una invitación a cenar en el departamento de Sagawa en París, lo que desencadenó una noche de horror que estremeció a la sociedad.

Según los detalles revelados durante el juicio y la confesión posterior de Sagawa, la noche del 11 de junio de 1981 se convirtió en una pesadilla. Después de compartir una cena aparentemente normal, Sagawa sorprendió a Hartevelt disparándole en la nuca con un rifle calibre 22. Lo que siguió fue una serie de actos macabros, desde la mutilación del cuerpo hasta el canibalismo y actos sexuales con los restos de la víctima.

Los eventos alcanzaron notoriedad cuando Sagawa intentó deshacerse de las pruebas arrojando las partes del cuerpo de Hartevelt en el lago Bois de Boulogne. Testigos accidentales alertaron a las autoridades, y Sagawa fue finalmente detenido el 15 de junio de 1981. La policía descubrió los restos del brutal asesinato en su departamento, desencadenando una investigación que revelaría la profundidad de la depravación de Sagawa.

Issei Sagawa

La confesión de Sagawa, grabada por las autoridades francesas, detalla la obsesión y los oscuros deseos que lo llevaron a cometer semejante atrocidad. Desde sus fantasías de canibalismo durante la infancia hasta los perturbadores detalles de su encuentro final con Renée Hartevelt, la narrativa revela una mente profundamente perturbada y una falta de empatía chocante.

La respuesta de la justicia fue desconcertante. Aunque Sagawa fue encarcelado inicialmente en la prisión parisina de La Santé, una evaluación psiquiátrica lo declaró demente. Esto llevó a su liberación de la cárcel, y en lugar de enfrentar un juicio penal, fue enviado a un psiquiátrico en París.

La indignación pública creció cuando, años después, Sagawa fue trasladado a Japón debido a supuestas complicaciones médicas. Sin embargo, en lugar de enfrentar consecuencias por su atroz crimen, fue liberado. La burocracia legal entre Francia y Japón permitió que Sagawa eludiera la justicia y encontrara una extraña celebridad en su país natal.

La historia de Issei Sagawa continúa siendo un recordatorio espeluznante de la fragilidad del sistema judicial y las lagunas legales que pueden permitir que individuos peligrosos evadan la responsabilidad por sus crímenes más atroces.