La enfermera neonatal recibe otra condena mientras cumple cadena perpetua por múltiples asesinatos y tentativas de asesinato de bebés

Lucy Letby, una enfermera neonatal británica de 34 años, ha sido hallada culpable de intentar asesinar a una niña prematura, conocida como Bebé K, en febrero de 2016 en el hospital Countess of Chester, ubicado en el noroeste de Inglaterra. Letby, que ya cumple una cadena perpetua por el asesinato de siete bebés y el intento de asesinato de otros seis, fue condenada tras un veredicto que la encontró culpable de intentar matar a la menor al descolocar su tubo de respiración en las primeras horas del 17 de febrero de 2016. En un juicio previo, el jurado no había logrado llegar a un veredicto en este caso.

Letby ha recibido la pena máxima bajo la ley británica: cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, la sanción más severa permitida en el Reino Unido, ya que no contempla la pena de muerte. Solo otras tres mujeres en la nación han recibido esta sentencia. La fiscal Nicola Wyn Williams alegó que Letby removió el soporte de respiración del bebé y que un médico encontró a la enfermera de pie, sin hacer nada, mientras el bebé luchaba por respirar.

“Estas fueron las acciones de una asesina fría y calculadora”, declaró Williams, destacando que Letby retiró el tubo en dos ocasiones más para encubrir sus actos y sugerir que el primer deslizamiento fue accidental. La BBC reportó que el pediatra consultor Dr. Ravi Jayaram declaró ante los jurados que no vio ninguna prueba de que Letby intentara ayudar al bebé cuando entró y la vio al lado de la incubadora del recién nacido. Durante el juicio en 2023, el Manchester Crown Court ya había condenado a Letby por siete homicidios y seis intentos de homicidio después de más de tres semanas de deliberación. Los eventos ocurrieron en la unidad neonatal del hospital Countess of Chester entre junio de 2015 y junio de 2016.

Los fiscales en el juicio anterior la acusaron de dañar deliberadamente a los recién nacidos de diversas formas, incluyendo inyecciones de aire en sus torrentes sanguíneos y la administración de leche o aire en sus estómagos mediante tubos nasogástricos. La fiscalía también alegó que la acusada envenenó a algunos bebés con insulina y a otros con aire.

En el juicio más reciente, los padres de la Bebé K expresaron su angustia y dolor al escuchar el veredicto después de tres horas y media de deliberaciones. Letby no mostró emoción alguna durante la lectura del veredicto. Al ser llevada del tribunal, la acusada continuó afirmando su inocencia.

La Bebé K, nacida a las 25 semanas y con un peso de 0,68 kg, fue trasladada a otro hospital donde falleció tres días después. Las autoridades no alegan que Letby haya causado la muerte de la bebé. El oficial de policía, Nicola Evans, subrayó la gravedad del caso destacando en conferencia de prensa: “Esta sentencia refleja la verdadera magnitud y gravedad de los horribles crímenes cometidos por Letby”.

Evans elogió la fortaleza y coraje de la madre de la Bebé K al leer su declaración de impacto en la corte: “Fue verdaderamente desgarrador escuchar y es un recordatorio de la inmensa agonía y el sufrimiento que han tenido que soportar”, expresó.

La detención y la condena de Letby surgieron de una minuciosa investigación sobre las numerosas muertes y colapsos inexplicables de bebés en la unidad neonatal del hospital Countess of Chester. El caso conmocionó al país entero, que espera que hechos como este no se vuelvan a repetir.