Redadas migratorias generan temor y parálisis en el sur de California
Las intensas redadas migratorias lanzadas por el gobierno de Donald Trump están transformando drásticamente la vida cotidiana en el sur de California. La muerte trágica de Jaime Alanis, un trabajador agrícola indocumentado que intentó huir de los agentes migratorios trepando un invernadero y terminó falleciendo tras una caída, se ha convertido en símbolo del caos y la tensión que se vive en la región.
Mientras cientos de manifestantes trataban de impedir operativos frente a granjas de cannabis legal, agentes federales utilizaron gases lacrimógenos para dispersarlos. En respuesta a la creciente ola de protestas, la administración Trump desplegó a la Guardia Nacional y unidades de los Marines para reforzar la seguridad durante las deportaciones masivas, cumpliendo así una de sus promesas más controversiales.
Con más de 1,4 millones de inmigrantes indocumentados residiendo en la zona, el miedo se ha apoderado de las comunidades. Muchos evitan salir de casa, trabajar, asistir a la escuela o incluso hacer compras esenciales. Comercios permanecen cerrados y las celebraciones tradicionales, como los fuegos artificiales del 4 de julio, han sido canceladas en varias ciudades.
Una vendedora ambulante de helados en Los Ángeles lo resume con resignación: “Todos miran por encima del hombro. Esto nunca había pasado”.
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