Las severas inundaciones en Texas han dejado un saldo trágico de al menos 131 personas fallecidas y más de 150 desaparecidas, según confirmó el gobernador Greg Abbott. Las víctimas, entre las que se cuentan 70 adultos y 36 niños, fueron arrastradas principalmente por las crecidas del río Guadalupe en la región de Hill Country.

En medio del desastre, la ciudad de Kerrville ha solicitado que quienes deseen ayudar como voluntarios se registren para asegurar una respuesta organizada y segura.

Las operaciones de búsqueda fueron suspendidas temporalmente en varias zonas debido al riesgo de nuevos desbordamientos. El juez del condado de Kerr, Rob Kelly, explicó que el terreno sigue saturado y que una nueva lluvia podría agravar la situación.

Relató escenas dramáticas, como tráileres con familias completas arrastrados por la corriente y cubiertos de escombros. Por ello, el número real de desaparecidos sigue siendo incierto. Las autoridades planean vaciar lagos-reservorios para facilitar el rastreo de víctimas en las zonas inundadas.

La magnitud de la tragedia ha generado indignación en la población, que cuestiona si se tomaron suficientes medidas preventivas antes del desastre del 4 de julio. Algunos funcionarios han recibido amenazas por la supuesta falta de advertencias adecuadas.

Mientras tanto, los equipos de rescate de FEMA continúan trabajando bajo condiciones climáticas adversas, con previsiones de nuevas tormentas para este martes que podrían complicar aún más las tareas de búsqueda y recuperación.