En medio de las restricciones financieras que impone el Fair Play, el FC Barcelona ha concretado una de sus operaciones más importantes del mercado: la cesión de Ansu Fati al AS Mónaco. El acuerdo, gestionado de forma directa por Deco, director deportivo del club catalán, representa un alivio económico clave y consolida su papel como pieza esencial en la reestructuración azulgrana.

El traspaso temporal incluye una opción de compra de 11 millones de euros, mientras que el club monegasco asumirá alrededor de 3,7 millones del salario del jugador. La operación permite al Barça liberarse de una parte significativa de la ficha del canterano —alrededor de ocho millones— y abrir espacio en la masa salarial para poder avanzar con inscripciones pendientes como las de Joan Garcia y Nico Williams.

Las negociaciones, complejas y prolongadas, requirieron una solución creativa: el Barcelona debió extender el contrato de Ansu hasta 2028 para cerrar el acuerdo, una maniobra necesaria para satisfacer las exigencias tanto del jugador como del club francés. La favorable fiscalidad del Principado también ayudó a cuadrar la oferta para el entorno del futbolista.

La buena relación de Deco con Thiago Scuro, CEO deportivo del Mónaco, fue determinante para destrabar el proceso. Ambos ejecutivos venían trabajando en conjunto desde el anterior mercado y compartieron información que facilitó el desenlace positivo.

Aunque el rendimiento de Ansu Fati en la Ligue 1 definirá si el Mónaco ejecuta la compra, para el Barça el resultado inmediato ya es positivo: reduce su carga salarial, avanza en su plan de ajustes contables y evita mantener a un jugador que no entra en los planes de Hansi Flick.