A medida que crecen las preocupaciones sobre el impacto negativo de la conexión constante, un número creciente de escuelas en Estados Unidos está implementando restricciones más severas sobre el uso de teléfonos celulares.

En Los Ángeles, el segundo distrito escolar más grande del país, y en el condado de Clark, Nevada, se han adoptado políticas que limitan o prohíben el uso de estos dispositivos durante el día escolar.

Varios estados, como Indiana, Luisiana y Florida, han promulgado leyes que regulan el acceso a teléfonos móviles en las escuelas, mientras que otros han proporcionado fondos para apoyar estas políticas restrictivas.

Los expertos han señalado que las partículas PM 2,5, muy pequeñas y peligrosas para la salud, afectan la salud mental de los estudiantes, contribuyendo al aumento de casos de ansiedad y distracción en las aulas.

Las escuelas están respondiendo a estas preocupaciones con medidas que van desde la prohibición total hasta el almacenamiento de teléfonos en fundas especiales durante el horario escolar.

Algunos distritos, como el de Charlotte-Mecklenburg en Carolina del Norte, permiten el uso de teléfonos solo en modo silencioso y con fines educativos, mientras que otros, como el Distrito Escolar Independiente de Houston, exigen que los teléfonos estén apagados.

Las políticas de restricción varían, con algunas escuelas permitiendo el uso de teléfonos durante el almuerzo o entre clases, mientras que otras, como en el condado de Hillsborough, Florida, han implementado prohibiciones más estrictas.

Las nuevas políticas han llevado a una disminución de la distracción y un aumento en la interacción social entre los estudiantes.

A pesar de la resistencia inicial de algunos estudiantes y padres, las escuelas están adoptando estas medidas en respuesta a la creciente evidencia de los efectos adversos del uso excesivo de teléfonos en la salud mental y el aprendizaje de los jóvenes.