Persisten las filas y el desabastecimiento de diésel pese a versión oficial de normalidad
A pesar de que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y medios estatales insisten en que el abastecimiento de combustibles se está normalizando en el país, la realidad en las estaciones de servicio y terminales de buses muestra otro panorama: largas filas, días de espera y perjuicios económicos para el transporte público y privado.
En Sucre, por ejemplo, — según reporte de medios de esta ciudad— se registró una kilométrica fila de vehículos en la avenida Marcelo Quiroga Santa Cruz, cerca de la terminal de buses. Allí, conductores de flotas y transporte pesado relataron que deben esperar hasta tres días consecutivos para poder cargar gasolina o diésel. "Nos abastecen un día y al otro ya no hay", denunció uno de ellos. Otro, identificado como Mario, afirmó que tuvo que hacer guardia día y noche para no perder su turno.
“No es la primera vez, llevamos semanas así. Lo más grave es que debemos viajar al eje troncal y cumplir con nuestros itinerarios, pero nos hacen perder tiempo y dinero”, lamentó un chofer que debía salir hacia Santa Cruz.
La situación se replica —y se agrava— en las principales terminales del país. En La Paz, al inicio del descanso pedagógico, el flujo de pasajeros aumentó considerablemente, pero el movimiento de buses disminuyó. Según operadores de la Terminal de Buses de la sede de gobierno, solo el 50% de los vehículos programados está saliendo, debido a la falta de combustible.
“Hay horarios restringidos, no se puede vender pasajes anticipados porque no sabemos si habrá diésel para salir”, dijo una vendedora.
El testimonio de los usuarios revela el impacto de esta crisis. “Compré mi pasaje ayer, pero llevo desde las seis de la tarde esperando sin saber si saldrá el bus”, comentó una pasajera con destino a Cochabamba.
En la Terminal Metropolitana de El Alto, muchas oficinas estuvieron cerradas durante el fin de semana, y otras funcionaron con frecuencia reducida. “Hay pasajeros, pero no hay diésel”, se quejó otra vendedora. Empresas que operaban con hasta 18 buses por día ahora apenas sacan cinco o seis unidades.
La situación se repite en Santa Cruz. En la Bimodal, las flotas también enfrentan dificultades para abastecerse. “Llegan cisternas con apenas 5.000 litros, que no alcanzan para todos. Hay buses esperando desde hace días. Y si no cargan, no salen”, explicó un trabajador de la terminal.
Esta situación genera retrasos y malestar para los viajeros. También representa pérdidas para las empresas de transporte y pone en duda la capacidad logística del Estado para garantizar un insumo estratégico como el combustible, especialmente en temporadas de alta demanda.
El pasado 17 de junio, el Ministerio de Hidrocarburos informó que mantiene planes de contingencia activos, despachando diésel y gasolina las 24 h, domingos incluidos, con rutas alternativas y cambios en plazas de distribución.
Desde esa fecha, se planificaron el ingreso de 41 millones de litros de diésel y 36 millones de litros de gasolina entre el 16 y 21 de junio, suficientes para cubrir entre 10 y 15 días de consumo.
Anteriormente, el ministro Alejandro Gallardo pidió “paciencia” y disculpó “la molestia” causada por las filas. Atribuyó la escasez a bloqueos logísticos, marejadas y “psicosis” por compra preventiva, y explicó que se usan puertos alternos como Mollendo (Perú) y Mejillones (Chile).
En tanto, el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, consultado por este problema indicó que el suministro se está normalizando en todo el país.
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