Cepal destaca leve crecimiento de bolivia, pero será parte del freno regional en 2026
De acuerdo con el informe, América Latina y el Caribe crecerán en promedio 2,4% en 2025 y 2,3% en 2026, cifras que confirman una desaceleración persistente y una recuperación insuficiente para revertir los problemas estructurales de la región.
En el caso de Bolivia, la Cepal ubica al país entre las economías que contribuirán a la recuperación de América del Sur en 2025, con un crecimiento estimado de 0,5%, luego de la contracción de -1,1% registrada en 2024.
Para 2026, el organismo prevé que Bolivia mantenga el mismo ritmo de expansión, con 0,5%, aunque advierte que el país no logra acelerar su crecimiento.
Según el organismo de las Naciones Unidas, esta situación implica un estancamiento relativo y confirma que Bolivia permanece dentro de la llamada “trampa regional de bajo crecimiento”, caracterizada por expansiones económicas insuficientes para impulsar mejoras sostenidas en empleo, ingresos y bienestar.
A nivel subregional, Sudamérica crecerá 2,9% en 2025, impulsada principalmente por la mejora económica de Argentina, Bolivia y Ecuador.
Sin embargo, para 2026 se anticipa una desaceleración a 2,4%, lo que refuerza la advertencia de la Cepal de que la recuperación será insuficiente para romper el ciclo de bajo crecimiento que afecta a la región.
El documento señala que, de confirmarse estas proyecciones, América Latina y el Caribe acumularán cuatro años consecutivos de bajo crecimiento, con un promedio anual de apenas 2,3%, un ritmo que limita la generación de empleo, la reducción de la pobreza y la sostenibilidad fiscal.
“La región continúa transitando una senda de bajo crecimiento”, subrayó la Cepal, al advertir que los factores que sostuvieron la actividad económica en los últimos años comienzan a debilitarse.
Uno de los principales focos de preocupación es el consumo privado, que explicó más de la mitad del crecimiento regional reciente. Sin embargo, el informe anticipa que este motor perderá fuerza en 2025 y 2026, debido al menor dinamismo del empleo, ingresos más ajustados y una demanda externa menos favorable.
“El consumo ya no tendrá la misma capacidad de arrastre sobre el PIB”, alertó el organismo.
El desempeño económico será dispar entre subregiones. Centroamérica crecería 2,6% en 2025, afectada por el debilitamiento de la demanda de Estados Unidos, aunque en 2026 podría mejorar a 3,0%, pese a persistentes vulnerabilidades vinculadas al comercio, las remesas, el acceso a financiamiento y la exposición al cambio climático.
En el Caribe, la Cepal proyecta un crecimiento de 5,5% en 2025 y de 8,2% en 2026, impulsado principalmente por la expansión petrolera de Guyana, la normalización del turismo y un mejor desempeño del sector de la construcción.
No obstante, el informe advierte que se trata de economías altamente expuestas a desastres naturales.
En el ámbito laboral, el crecimiento del empleo también perderá impulso, con tasas estimadas de 2,0% en 2024, 1,5% en 2025 y 1,3% en 2026.
En cuanto a los precios, la inflación regional alcanzaría una mediana de 3,0% en 2026, por encima del 2,4% previsto para el cierre de 2025, aunque aún “en torno a los valores objetivo de los bancos centrales”.
riesgos para 2026
La Cepal identifica riesgos latentes tanto externos como internos para 2026. Entre los factores externos menciona la evolución del crecimiento mundial, en especial de los principales socios comerciales, la política monetaria de Estados Unidos, la incertidumbre financiera internacional y la posible volatilidad de los flujos de financiamiento externo, incluida la inversión extranjera directa y las remesas.
En el plano interno, advierte sobre la fragilidad de los mercados laborales, el peso del servicio de la deuda pública y la alta exposición de muchas economías de la región a eventos climáticos extremos.
Frente a este panorama, el organismo planteó la necesidad de impulsar políticas más ambiciosas.
El secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, sostuvo que para salir de la trampa de bajo crecimiento se requieren políticas de desarrollo productivo de mayor alcance, combinadas con marcos macroeconómicos que movilicen más recursos para la innovación, la diversificación económica y la creación de empleos de calidad.
“Solo así la región podrá fortalecer su resiliencia y avanzar hacia un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible”, afirmó.
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