El consumo excesivo de vitaminas puede afectar la salud y causar riesgos inesperados
Diversos estudios recientes advierten sobre los peligros que conlleva el uso indiscriminado de suplementos vitamínicos sin supervisión médica. Instituciones como Mayo Clinic, Cleveland Clinic y Johns Hopkins Medicine insisten en que el equilibrio y una dieta variada son la base para mantener una salud óptima.
Las vitaminas, compuestos orgánicos esenciales para el funcionamiento del organismo, regulan el metabolismo, fortalecen el sistema inmunológico y participan en la formación de tejidos y huesos. Aunque indispensables, pocas se producen naturalmente, por lo que deben obtenerse en cantidades adecuadas mediante la alimentación.
Los expertos recomiendan priorizar la ingesta de vitaminas a través de alimentos antes que en suplementos, ya que el abuso puede derivar en toxicidad y efectos adversos graves.
A continuación, se resumen los beneficios, riesgos y fuentes alimenticias de algunas vitaminas fundamentales:
Vitamina A: importante para la visión y la piel. Excesos pueden causar mareos, daños hepáticos y aumentar riesgos oncológicos. Se encuentra en vegetales de hoja verde, frutas anaranjadas, lácteos, yema de huevo, carnes y pescados.
Vitamina C: antioxidante que mejora la absorción de hierro y colabora en la síntesis de colágeno. En exceso puede provocar molestias digestivas y cálculos renales. Presente en cítricos, fresas, tomates, brócoli y espinaca.
Vitamina D: facilita la absorción de calcio y protege los huesos. Su abuso puede dañar riñones y corazón. Se obtiene de la luz solar, pescados grasos, lácteos fortificados y yema de huevo.
Vitamina E: protege contra el daño oxidativo y ayuda en la formación de glóbulos rojos. Dosis altas pueden causar hemorragias. Está en aceites vegetales, semillas, nueces y verduras de hoja verde.
Vitamina K: necesaria para la coagulación y salud ósea. El exceso puede interferir con medicamentos anticoagulantes. Abunda en vegetales verdes, brócoli, coles, pescados y cereales.
Vitaminas B (B1, B2, B3, B5, B6): esenciales para el metabolismo energético, funciones nerviosas y formación celular. Su consumo elevado puede generar desde trastornos neurológicos hasta daños hepáticos y digestivos. Se hallan en carnes, cereales, legumbres, frutos secos, huevos y pescados.
La recomendación general es consultar siempre a un profesional antes de iniciar suplementos vitamínicos y privilegiar una alimentación balanceada para evitar riesgos asociados al consumo excesivo.
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