Hollywood convierte la crítica social en estrategia de marketing
La sátira cinematográfica, que en su apogeo fue una de las formas más efectivas de cuestionar las estructuras de poder y denunciar injusticias sociales, ha perdido gran parte de su fuerza transformadora en el Hollywood actual.
Hoy en día, muchos directores emplean la sátira no para generar cambios reales, sino como una estrategia de marketing personal, según un análisis de Far Out.
Esta crítica social, que originalmente buscaba provocar reflexiones y movilizar al público, se ha convertido en una simple táctica para mejorar la imagen pública de los creadores, proyectándolos como figuras "conscientes" y "comprometidas", aunque en la práctica continúan perpetuando los mismos sistemas que dicen cuestionar.
Películas y series recientes como The Idol, El lobo de Wall Street, Holy Spider y Saltburn son ejemplos de esta tendencia. En ellas, las críticas sociales se perciben como superficiales o incluso contradictorias.
Directores como Emerald Fennell y Sam Levinson son acusados de explotar las mismas prácticas que dicen denunciar, lo que convierte a la sátira en un refugio cómodo para evitar el escrutinio público y reforzar el estatus de los autores dentro de la industria.
Una serie que intenta aportar algo nuevo es El estudio, creada por Seth Rogen y Evan Goldberg. Ambientada en un estudio cinematográfico ficticio, sigue a un ejecutivo novato que, a través de una serie de fracasos, expone las dinámicas de poder y el despilfarro económico en Hollywood. Sin embargo, incluso esta serie enfrenta limitaciones, ya que, al ser producida dentro del mismo sistema que intenta criticar, termina reforzando las mismas estructuras que cuestiona.
El problema radica en que la sátira dentro de Hollywood está atrapada en un círculo vicioso: no es posible destruir el sistema utilizando las herramientas del mismo sistema.
Mientras los creadores sigan dependiendo del aparato industrial que critican, sus intentos de sátira seguirán siendo parciales y, en última instancia, ineficaces.
La crítica se ha convertido en una forma de autopromoción, lo que hace que muchos proyectos satíricos acaben sirviendo más a los intereses corporativos que a los de la transformación social.
Así, la sátira en Hollywood ha perdido su propósito original de cuestionar y desafiar el poder, y se ha convertido en una herramienta para los creadores de limpiar su imagen mientras siguen siendo parte integral del mismo sistema que pretenden subvertir.
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