El tempeh, la proteína vegetal que ayuda a combatir la resistencia a la insulina
Expertos en nutrición destacan el valor del tempeh como aliado en la prevención de la diabetes tipo 2, gracias a su alto contenido en fibra, probióticos e isoflavonas.
El rol de la alimentación en la prevención y tratamiento de la resistencia a la insulina está ganando terreno en los debates sobre salud metabólica. Entre los diversos enfoques, las proteínas —tanto animales como vegetales— son clave para estabilizar la glucosa en sangre y mantener una adecuada sensibilidad a la insulina. Sin embargo, un alimento en particular ha captado la atención de expertos: el tempeh, una proteína vegetal fermentada originaria de Indonesia.
La nutricionista Kathy Levin asegura que consumir suficientes proteínas ayuda a evitar picos de azúcar, favorece la saciedad y protege la masa muscular magra. Estas funciones son fundamentales en personas con riesgo de desarrollar resistencia a la insulina o diabetes tipo 2. Las proteínas ralentizan la digestión de carbohidratos y estimulan hormonas como las incretinas (GLP-1), que optimizan la función insulínica.
En este contexto, el tempeh se posiciona como una alternativa ideal. A diferencia de las carnes, contiene fibra y probióticos, esenciales para el control metabólico y la salud intestinal. La fermentación potencia su valor nutricional, al mejorar la digestibilidad y aumentar su poder antioxidante y antiinflamatorio. Además, el tempeh aporta isoflavonas —compuestos antioxidantes— y es una proteína completa, sin grasas saturadas ni colesterol.
Según un estudio publicado en Food Science & Nutrition, el consumo de tempeh demostró efectos positivos en la mejora de la resistencia a la insulina y en la reducción de lípidos en órganos afectados por la diabetes tipo 2. Los investigadores sugieren que este tipo de proteína vegetal podría jugar un papel determinante en la mejora de la salud metabólica.
Las ventajas del tempeh frente a las proteínas animales se resumen en su perfil saludable: alto en fibra, rico en micronutrientes, fácil de digerir y libre de componentes que elevan el riesgo cardiovascular. Su incorporación a la dieta diaria es sencilla: se puede hornear, saltear, marinar o desmenuzar para usarlo en tacos, bowls, hamburguesas o salteados. Además, combinarlo con otros ingredientes como hojas verdes o granos enteros potencia su efecto regulador de la glucosa.
Pero la alimentación es solo una parte del enfoque integral para combatir la resistencia a la insulina. Dormir entre 7 y 8 horas, realizar actividad física regular —especialmente caminar después de las comidas— y reducir el consumo de ultraprocesados completan una estrategia efectiva para proteger la salud metabólica a largo plazo.
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