El intestino, el órgano olvidado que influye en el ánimo, la memoria y las defensas del cuerpo
Lejos de ser solo un tubo digestivo, este sistema alberga millones de bacterias benéficas que impactan directamente en la salud mental, la inmunidad y el funcionamiento del cerebro.
En el lenguaje cotidiano, frases como “tener un nudo en el estómago” o “confiar en el instinto” reflejan una intuición ancestral: el intestino no solo digiere, también siente, reacciona y se conecta con el cerebro. La ciencia moderna ha confirmado que este órgano, a menudo subestimado, tiene un rol decisivo en múltiples funciones del cuerpo humano, que van desde el estado de ánimo hasta la inmunidad.
“El intestino se conecta con tantos sistemas diferentes en nuestro cuerpo: nuestro estado de ánimo, nuestra salud cognitiva y nuestro sistema inmunológico”, explica Monique Richard, dietista registrada y portavoz de la Academia Nacional de Nutrición y Dietética.
Este sistema —que abarca desde la boca hasta el ano— no trabaja solo. Lo hace en colaboración con el microbioma intestinal, una comunidad de millones de bacterias benéficas que metabolizan nutrientes, sintetizan vitaminas y producen compuestos clave como los ácidos grasos de cadena corta. Estos, a su vez, influyen directamente en la salud cerebral y en la regulación de procesos inflamatorios.
El intestino también actúa como una barrera inmunológica fundamental. Allí se encuentran citocinas y otros mecanismos de defensa natural, muchos de los cuales dependen de la diversidad y calidad del microbioma. Y aún más sorprendente: alberga su propia red neuronal, el llamado sistema nervioso entérico, con cerca de 100 millones de células nerviosas que ayudan a generar neurotransmisores como la serotonina, vital para regular el estado de ánimo.
Cuidar del intestino no implica tratamientos costosos ni dietas extremas. “Masticar bien es clave”, afirma Richard. Comer despacio permite una mejor digestión y reduce el riesgo de reflujo. Además, mantener una dieta rica en vegetales, cereales integrales, semillas y frutas alimenta a las bacterias intestinales que protegen nuestra salud. Estas fibras, conocidas como prebióticos, son esenciales para mantener la diversidad del microbioma.
Teresa Fung, profesora de nutrición en la Universidad Simmons de Boston, recalca que “la diversidad del microbioma es tan importante como la diversidad de la dieta”. Aunque los probióticos pueden ser útiles, una alimentación equilibrada suele ser suficiente para garantizar un intestino sano.
El intestino, por tanto, deja de ser solo un órgano de tránsito. Es un centro de comando silencioso que regula la forma en que pensamos, sentimos y nos defendemos ante enfermedades. Cuidarlo es cuidar todo el cuerpo.
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